
Actualizado el jueves, 21 noviembre, 2019
El gran santuario católico de Pompeya
Es bien conocida la ferviente devoción que las gentes del sur de Italia profesan a distintas figuras de la Fe Cristiana, santos y vírgenes, que por un motivo u otro son venerados. En el caso de Pompeya es la Beata Virgen del Rosario, patrona de la ciudad a la que dedicaron un precioso santuario que hoy es considerada Basílica Pontífica. Es una visita muy interesante al tratarse de uno de los lugares de devoción católica más importantes del sur de Italia.
Situación del Santuario de la Beata Virgen del Rosario de Pompeya
El fastuoso Santuario de la Beata Virgen del Rosario de Pompeya se encuentra en la misma localidad de Pompeya, muy cerca además del parque arqueológico, a solo 350 metros, que bien pueden recorrerse a pie en solo 4 minutos. También está muy bien comunicada a través de tres líneas de cercanías además del pintoresco tranvía.
Descripción del Santuario
El Santuario de la Beata Virgen del Rosario es una gran basílica, de 2.000 m² con capacidad para acoger casi 6.000 personas que surge en una gran plaza pavimentada en cubos de pórfido decorada por una fuente en el centro rodeada de árboles, dedicada al Beato Bartolo Longo, del cual podemos ver una estatua conmemorativa en el ángulo sureste.
La basílica fue realizada según los estilos vigentes de la época, Renacentista y Barroco, como bien podemos ven en su fachada se emplean los órdenes clásicos jónico y corintio en sus columnas, típico del Renacimiento como la planta del edificio es de cruz latina, con tres naves centrales, originalmente sólo una, que llevan hasta el ábside y cuatro capillas laterales y otras dos en el crucero, además de un hermoso campanario de 80 metros de altura, que se reparten en 5 bloques cuadrados decrecientes que acaban en una terraza con pretil a la que es posible subir para admirar las vistas al imponente Vesubio y a la vieja Pompeya.
A lo largo de la subida a la terraza, en el cuarto piso podemos ver una grandiosa escultura de 6 metros de altura que representa el Corazón de Jesús. El campanario acaba coronado por una cruz de bronce de otros 7 metros que se ilumina por la noche.
El interior del santuario
El interior de la basílica está ricamente decorado con mármoles de colores, molduras y bajorrelieves dorados, frescos y estatuas, algunas en mármol, y otras de plata como las que se encuentran en los nichos del altar en representación de la religión, la fe, la caridad, la esperanza y la pureza; todo ello al más puro estilo barroco.
Pero de entre todas las decoraciones del templo el cuadro de la Madonna di Pompei, la Virgen de Pompeya, es la más importante, el verdadero objeto de devoción que se encuentra el altar. Una tela que al parecer fue obra de un magnífico pintor de la escuela de Luca Giordano del (s. XVII) que, de alguna forma, había llegado hasta un convento de Nápoles, que a su vez la donó al santuario donde hoy, tras más de 5 restauraciones, podemos admirar.
Historia del Santuario
El templo fue construido por deseo de su benefactor Bartolo Longo que, a través de una visión divina, tuvo el encargo de darle a los fieles de Pompeya de restaurar la fe en el Rosario. Para ello decidió reconstruir una nueva iglesia, en el lugar de la antigua Parroquia de San Salvador, así en 1876 el arquitecto Antonio Cua comienza las obras de edificación que se completaron finalmente en 1901.
Más tarde sufrió un ampliamento debido al aumento de feligreses que se llevaron a cabo entre 1934 – 1938, según diseño de Chiapetta. En lo sucesivo el templo se ha librado de catástrofes como la erupción del Vesubio o la llegada de las tropas nazis y otros “milagros” motivo por el cual se ha convertido en meta de peregrinaciones y es visitado por miles de personas cada año.
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